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Aftas bucales: Esto es todo lo que tienes que saber

¿Quién no ha sufrido en algún momento de aftas bucales? Esas características heridas que quedan presentes en nuestra boca y que nadie sabe muy bien ni cómo se producen, ni el porqué. Pero que su dolor es indudable. Las aftas bucales, comúnmente conocidas como úlceras bucales o yagas, son una de las afecciones orales más frecuentes que afectan a personas de todas las edades. Estas pequeñas heridas, caracterizadas por su aspecto redondeado y color blanquecino, aparecen en el tejido blando del interior de la boca, incluyendo la lengua, las encías y el interior de las mejillas.

A pesar de su escaso tamaño, las aftas pueden causar un dolor notable y un creciente malestar, afectando actividades cotidianas como comer, hablar y, en ocasiones, incluso dormir. El origen de las aftas obedece a una gran cantidad de aspectos. Involucrando desde lesiones menores en la boca hasta factores como estrés, cambios hormonales, deficiencias nutricionales y ciertas condiciones de salud. A continuación no solo te contamos todo lo que tienes que saber al respecto, sino también cómo podrías tratarlas.

¿Qué son las aftas bucales?

Lo primero de todo, es proceder a su definición. Las aftas son lesiones que parecen en nuestra boca y que se caracterizan por tener un centro blanco o amarillento y un borde rojo. A más intensidad del rojo, más dolor. A diferencia del herpes labial, no son contagiosas y se localizan exclusivamente en el interior de la boca. Su tamaño puede variar, y en algunos casos, pueden aparecer en grupos.

Una característica distintiva de las aftas bucales es que no son producto de infecciones virales o bacterianas. En cambio, son lesiones que se originan por una alteración en el tejido mucoso de la boca. A pesar de su tamaño pequeño, pueden causar una incomodidad desproporcionada, a menudo intensificada durante actividades como hablar, masticar o beber, especialmente si los alimentos o bebidas son ácidos o picantes.

El desarrollo de las aftas puede variar en frecuencia y severidad entre individuos. Algunas personas pueden experimentarlas de manera esporádica, mientras que otras sufren de episodios recurrentes que pueden señalar una predisposición individual o reacciones a ciertos estímulos ambientales o emocionales.

La duración de una afta bucal típicamente varía de una a dos semanas. Durante este periodo, la úlcera atraviesa un proceso de cicatrización natural en el que gradualmente disminuye el dolor y la inflamación hasta que la lesión se resuelve por completo. Es importante mencionar que, aunque las aftas son generalmente autolimitadas, su presencia recurrente o prolongada puede ser motivo de consulta médica para descartar otras condiciones de salud.

¿Cómo se pueden tratar?

El tratamiento aftas bucales puede ser complejo de identificar pero, una vez se consigue, sus resultados son muy positivos si utilizamos los productos adecuados. Este es el caso de Urgo, uno de los referentes dentro de las aftas bucales, gracias a la amplia variedad de soluciones que tratan y su capacidad para cicatrizar las molestias aftas con las que tan complejo resulta su convivencia.

Ante un problema tan complejo como al que estamos haciendo referencia, este tipo de soluciones se convierte en una de las mejores opciones a las que podemos acudir.

Principales causas de las aftas bucales

Las aftas bucales tienen, como ya hemos mencionado, orígenes variados y a veces complejos. Su desarrollo puede estar influenciado por una amplia gama de factores, que incluyen desde traumatismos bucales menores hasta aspectos más amplios como desequilibrios nutricionales y reacciones a ciertos alimentos. Comprender estas causas es crucial para abordar y manejar efectivamente esta molesta condición oral.

  • Lesiones en la boca: Traumatismos menores, como mordeduras accidentales, cepillado dental agresivo o el roce de aparatos dentales y prótesis, pueden desencadenar aftas.
  • Estrés y fatiga: Estos factores emocionales, al alterar el sistema inmunitario, pueden precipitar la aparición de las mismas.
  • Cambios hormonales: Observados especialmente en mujeres, relacionados con el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia.
  • Deficiencias nutricionales: La falta de vitaminas B, hierro, zinc y ácido fólico es un factor contribuyente.
  • Alimentos: Algunos individuos son más sensibles a ciertos alimentos, como los cítricos, alimentos picantes, o aquellos con conservantes y colorantes artificiales.
  • Enfermedades relacionadas: Enfermedades autoinmunes, problemas gastrointestinales, y algunas condiciones sistémicas pueden estar relacionadas con la aparición de aftas recurrentes.

Sintomatología a tener en cuenta

Las aftas bucales se presentan con síntomas distintivos que ayudan en su identificación y tratamiento. Estas lesiones, además de ser visibles, se acompañan de sensaciones como dolor y malestar, afectando actividades diarias como comer y hablar. Reconocer estos síntomas es fundamental para diferenciar las aftas de otras afecciones bucales y para buscar una intervención adecuada.

Como no podía ser de otro modo, el principal síntoma es el dolor. Y los que sufren este tipo de problemáticas lo saben bien. Además, otros síntomas pueden incluir:

  • Sensación de ardor o picazón previa a la aparición.
  • Inflamación y enrojecimiento alrededor.
  • Dificultad para comer, hablar o tragar, especialmente con aftas grandes o múltiples.