¿Serán los genes? ¿Que mágica relación puede existir entre las líneas de un rostro y las de un cuerpo para que de improviso nuestra sensibilidad sea tocada y una emoción muy especial se abra camino dentro de nosotras?
La belleza es un cocktail misterioso cuyos ingredientes varían según las épocas, las culturas dominantes y la moda.
Lo que se puede afirmar con certeza es que la belleza física es de todos modos una secreta aspiración de cada uno de nosotros, un vínculo singular que une los sentimientos, la inteligencia y el cuerpo.
¿Este estado de gracia puede ser transmitido a los hijos? ¿Existen familias de “bellos” precisamente como existen familias de “intelectuales” o de “músicos”?
Los médicos a los que hemos pedido una respuesta a estas preguntas han dado opiniones distintas. Queda un hecho cierto: la observación de la realidad que nos rodea reserva muy a menudo sorpresas.
Aún en una familia de bellos puede encontrarse el clásico “patito feo”, así como en una familia de feos puede tal vez despuntar una flor delicada.
La que escribe recuerda el caso de dos jóvenes, que se casaron en el año 2001.
El, alto, moreno, ojos marrones, espaldas anchas y rasgos del rostro cuadrados… Una especie de cow-boy embutido en un traje azul. Ella pequeña, fina, rubia, grandes ojos azules.
“Tendrán unos niños bellísimos”, suspiraba la madre de la joven en el momento del fatídico “si”
Cuando la naturaleza es despectiva
En efecto, el hijo no tardó mucho. Una niña de 3,8 kilos, bellísima, mejillas redondas, piel suave. Pero no tenía los maravillosos cabellos de la mamá y ni siquiera sus ojos azules “solamente” ojos vagamente marrones, cabellos castaños.
Pasados los años, la pequeña se transformó en una señorita. Los parientes empezaron a hablar de “edad ingrata”, de “periodo transitorio”, de “fruto verde” de “crisálida” que está a punto de ser mariposa.
Pero el milagro no se ha producido jamás. La joven hoy tiene los rasgos fuertes del padre, la misma mandíbula cuadrada, la mirada imperiosa y ademâs la delgadez y la pequeña estatura de la madre.
El destino ha preparado para ella un cocktail en el que las características del padre y de la madre se mezclan entre ellas dando un resultado bien poco agradable.
En la familia V. el juego de las semejanzas ha sido todavía más delicado. El padre, un médico, es un hombre, es un hombre muy bello: rasgos armoniosos, elegancia de cuerpo. Una especie de Apolo que las enfermeras del hospital en el que trabaja, adoran.
La madre es pequeña, delgada y… fea. Con una buena dosis de inteligencia. la mujer ha sabido crearse una personalidad cautivadora utilizando las armas de la elegancia y de la clase.
Tienen dos hijas. La más joven, Matilde, tiene 20 años. Es el retrato de su padre… pero un retrato realizado por un caricato: todos los rasgos del progenitor se encuentran en ella desequilibrados en exceso.
La mayor, Carolina, se parece a la madre, pero es bellísima: ha tenido en herencia la linea del rostro de la mamá, pero son líneas depuradas, redibujadas, transfiguradas.
Genética en la belleza de la mujer
Si cada uno de nosotros pudiese admirar la galería de los retratos de los propios antepasados tendría ciertamente la sorpresa de emprender un viaje extraordinario a través de los juegos sorprendentes de las semejanzas de la familia.
El profesor Antonine Vilain, conocido cirujano plástico parisino, se interesó mucho en este problema. Cuando se enfrenta con el asunto ”la belleza de las mujeres” se convierte precisamente en poeta:
“La silueta de la mujer es una sinfonía en que la melodía está construida por las leyes de la genética y por el coro de las hormonas”.
Esta melodía genética suscita el gran entusiasmo de los partidarios de la teoría de la herencia. “Sabemos desde hace mucho tiempo”, explica el profesor Charles Roux, profesor de embriología y genética de la facultad de Medicina de Paris, “que la herencia está basada sobre los cromosomas.
Estos están compuestos por la interconexión de un gran numero de unidades funcionales, los genes. El gene es la parte del cromosoma que tiene una función importante: determina un cierto carácter hereditario.
Nosotros estimamos que probablemente existen decenas de millares de genes repartidos sobre los 23 pares de cromosomas. La totalidad de los genes de un individuo repartido constituye el genotipo.
AI lado de este genotipo existe el fenotipo que no es otra cosa que el conjunto de las características visibles de un individuo.
Rasgos físicos heredados
Altura
“Pongamos como ejemplo y tomemos en consideración la población californiana de origen japonés.
Pues bien, ahora ya sabemos que los individuos nacidos en California de padres japoneses son claramente altos de cuanto lo sean los japoneses nacidos y crecidos en su país.
La razón de este fenómeno debe buscarse en el diverso tipo de alimentación que a los japoneses se les da en los primeros meses de vida”.
Para comprender mejor el significado de la genética es necesario profundizar mejor todo el argumento.
Cada carácter hereditario esta determinado por 2 genes portados por 2 cromosomas. Estos últimos pueden ser idénticos y en este caso el individuo es llamado “homocigoto“.
Puede suceder al contrario, que los 2 genes sean diversos: la persona con esta característica es denominada heterocigoto.
El homocigoto no tiene caminos de salvación: los caracteres hereditarios se manifestarán forzosamente.
Por el contrario, cuando el individuo es heterocigoto, es decir cuando posee 2 genes diferentes, se verá manifestarse solamente las características de un solo gen.
Será el gen llamado ” dominante”. El otro, aunque esté presente, permanecerâ silencioso y es definido por los especialista s “recesivo “.
Color de los ojos
“Tomemos en consideración los dos caracteres “ojos negros y “ojos azules “, añade el profesor Roux.“ Los genes que tiene la función de transmitir el color de los ojos se encontraran sobre dos pares de cromosomas.
En este punto tenemos tres posibilidades: si el individuo posee en sus células dos genes “ojos negros” tendrá ojos negros. Si posee dos genes “ojos azules” sus ojos serán azules.
Si posee un gen “ojos negros” y un gen “ojos azules” el individuo puede nacer con los ojos negros o de color azul. Solamente uno de los genes se manifiesta, “el dominante”.
Estas nociones referentes a los genes recesivos y los genes dominantes son fundamentales, pero solas no Io explican todo.
Color de la piel
“En efecto”, subraya el profesor Charles Roux, “el mecanismo que he explicado funciona en ciertos casos y no en otros. Tomemos, por ejemplo, el color de la piel. Si aplicamos la teoría de los “recesivos” y de los “dominantes” y también la ley de Mendel, cuando una mujer blanca se casa con un negro, en la primera generación todos los hijos deberían nacer con la piel negra (y quedar portadores de genes blancos recesivos).
En la segunda generación deberían nacer niños blancos y niños negros. Es la ley del “todo o nada”. Pero en la realidad las cosas no son exactamente de esta manera”.
¿Cómo se transmiten los genes?
En efecto, todos sabemos que los mulatos tienen la piel de color intermedio, que cuando se casan entre ellos pueden tener hijos que no son negros y ni siquiera blancos. Más bien con la piel cuyo color puede variar desde el marrón oscuro al moreno claro.
Quizás hay una explicación a este fenómeno. En este caso podría tratarse de una heredad así llamada politécnica. Es decir que se necesitan más de 2 genes (no se sabe bien todavía cuantos) para determinar el color de la piel.
Así, un senegalés de pura raza es portador -pongamos- de 20 genes de pigmento negro. Si se casa con una mujer blanca portadora de 20 genes de pigmento blanco, en el curso de las generaciones, a través de sus hijos, los genes se mezclarán según las relaciones variables.
Un niño podrá recibir de la madre 10 genes blancos y del padre 10 genes negros y tendrá la piel con un color perfectamente intermedio. Otro niño podrá heredar 5 genes negros y 15 genes blancos y tendrá la piel blanca.
El mismo mecanismo es válido probablemente también para el color de los ojos, de los cabellos o para la estructura. Todos los fenómenos que acompañan la “fabricación” de un embrión humano vienen así determinados por un numero muy alto de genes y por sus posibles combinaciones.
Las combinaciones son responsables del resultado final. Es por esto que se encuentran tantas degradaciones en el color de la piel, de los ojos o de los cabellos: porque las combinaciones posibles son infinitas.
Genes dominantes en nuestro cuerpo
La ciencia contemporánea está en condiciones de clasificar los genes “dominantes” y los genes “recesivos”.
Cuando la unión se efectúa entre un gen dominante un un gen recesivo, es siempre el carácter dominante el que aparece, el otro será presente pero permanece escondido.
¿Cómo se heredan los genes de los padres a los hijos?
Una copia del padre se hereda a través del esperma y otra de la madre a través del óvulo. Un óvulo y un espermatozoide contienen un conjunto de 23 cromosomas cada uno. Cuando el óvulo es fecundado por el espermatozoide hay dos copias de cada cromosoma (esto quiere decir que también hay dos copias de cada gen), de esta forma se forma el embrión.
¿Cómo se heredan los rasgos físicos?
Los padres suelen transmitir a los hijos características o rasgos como el grupo sanguíneo o el color de los ojos a través de los genes. También se pueden transmitir problemas de salud y enfermedades genéticamente. La combinación de los genes heredados del padre y de la madre se denomina genotipo.
Caracteres hereditarios, ejemplos
Según esta ley biológica:
- El color moreno de los cabellos es dominante con respecto al color rubio.
- Los ojos negros “dominan” a los azules.
- Los cabellos rizados son más fuertes que los cabellos lisos.
- La obesidad es desgraciadamente dominante con respecto a la delgadez.
- Los labios gruesos son dominantes con respecto a los labios delgados.
- Las cejas largas son más fuertes que las cejas cortas.
- Los grupos sanguíneos A y B son dominantes con respecto al grupo sanguíneo 0.
Los defectos se heredan mejor
Herencia en el rostro
Por la misma razón un rostro no asemeja jamás perfectamente a otro. Sus lineas, su óvalo, sus dimensiones son el fruto de un nuevo e irrepetible cocktail que no es jamás previsible.
Las curvas, las fosas, la prominencia de los pómulos, la nariz, la cara redonda cuadrada, todo esto es la suma de una multiplicidad de mensajes biológicos que se han mezclado entre ellos según el caso o la necesidad.
Jean Grignon, uno de los más famosos cirujanos plásticos de la historia dijo:
La genética no programa ella sola al individuo. Ciertamente, cada rasgo del rostro, cada elemento del cuerpo puede ser heredado, pero esto es una posibilidad, no una necesidad.
Factores que modifican el código hereditario de los genes
Lo hemos dicho ya a propósito de los japoneses que viven en California: cada característica morfológica es también el resultado de una “agresión externa” al cuerpo.
- Al inicio de la vida, las primeras células del embrión exhiben un código que es hereditario. Pero ya durante el embarazo las condiciones de la madre y la situación ambiental pueden interferir.
- Una carencia alimenticia, una modificación del metabolismo o bien una agresión bacteriana pueden después complicar el desarrollo de los acontecimientos.
He aquí otra razón para afirmar que es imposible establecer con certeza cuales son los elementos morfológicos de tipo hereditario.
Sin embargo queda una posterior observación a hacer. Analizando científicamente centenares de casos diversos, vienen a flote algunas constantes y la más importante es la transmisión hereditaria de los defectos estéticos.
Sorprendentemente la familiaridad de las características “feas” del cuerpo es más frecuente que la transmisión de la belleza.
Esteatomarias
Hay en nuestro cuerpo unos cojines de grasa que son ciertamente hereditarios generados por el gen FTO. Cuando el rostro de una muchacha asemeja al de la madre, es porque las dos mujeres tienen unas zonas de tejido adiposo distribuidas de la misma manera en aquella parte del cuerpo.
Estos cojines se llaman esteatomarias, hacen su aparición durante la pubertad y no se modifican más.
Cuando una mujer decide adelgazar, perderá peso en todo su físico, pero no en sus esteatomarias. Las esteatomarias pueden ser numerosas, de la cabeza a los tobillos:
- Las bolsas debajo de los ojos.
- La rodilla y el cuello engordados.
- Gordura de los pechos y el interior de los muslos.
- Grasa del vientre (en su parte alta o en la baja).
- La grasa de las nalgas.
Solamente la cirugía puede corregirlas radicalmente.
Gran parte de los defectos físicos se pueden corregir
Las disposiciones de los cojines de grasa no son,’naturalmente, siempre las mismas:
- Hay mujeres que tienen la mitad inferior del cuerpo más gruesa que la superior: estas tienen unos gruesos glúteos, unas piernas gruesas vientre grueso.
- Otras mujeres presentan el fenómeno opuesto.
- Otras, por último, han aumentado de peso solamente una tercera parte de su cuerpo.
En cualquier caso, ninguna mujer joven debe tener miedo de observar los defectos de su propia madre para apreciar los primeros signos también sobre su cuerpo.
Es necesario repetirse a menudo que cada una de nosotras hereda una “predisposición” morfológica y no una “fatalidad” morfológica. Y es necesario ponerse en seguida a trabajar.
Las modificaciones del régimen alimenticio, del estilo de vida, de la higiene del cuerpo, la comprensión de las exigencias especiales de cada uno de los organismos permitirán a cada una de nosotras el redistribuir inteligentemente las “cartas” biológicas recibidas con el nacimiento.
- El ejercicio físico proporcionará buenos músculos a las hijas de las madres demasiado débiles.
- La gimnasia corregirá oportunamente las hijas de las padres rígidas o curvadas.
Cada chica joven, ganará en belleza física, en seducción, en encanto, si sabe potenciar las cualidades innatas.
Conclusión
¿Qué conclusión podemos sacar? La “melodía genética”, es un estribillo que puede ser cantado de maneras muy diversas:
- En voz alta o fortísimo.
- En voz baja o piano.
A nosotras nos toca decidir como.
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